Y tenía un culo
gloriosa epifanía
ante la cual se postraría el Papa

Y sus tetas
eran bastos planetas
montañas acariciantes sin ternura
del cielo de su escote
apenas encubriéndolas

¡Qué cintura!
Labrada carne
en voluntaria escasees
de excelsa gula
ajustaría perfectamente
hasta en las manos más pequeñas
y mezquinas

Piernas de garza
sin estrías
vanidosas y certeras
serpientes sin escamas
enrollarían sin esfuerzo su presa
hasta engullirlo definitivamente
en los ardientes manantiales de lava viva
arrojándolo
hasta los indescriptibles placeres de la muerte fugaz
arrebatándole a Dios
el poder de dar vida y el paraíso

Y es una pena
verdaderamente una pena
que al primer roce de la palabra se despedace
cascarón drenado de yema y clara

Y aún más una lástima
verdaderamente un lástima
adorno de mesa
cabeza de ciervo sobre chimenea
fino trofeo pulido
que no se pertenezca
tristemente
tampoco a mí

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Melomanía Turca